Desarrollar esta habilidad (entrenar nuestra vista) requiere de paciencia, ganas de aprender y amor a la naturaleza, de aquí la idoneidad de contar con un profesional en la materia que sea quien nos guíe, el cual a través de un taller o campamento en un lugar “salvaje” pueda enseñarnos todas esas comunidades de seres vivos que habitan en un lugar que para uno ojo no entrenado serán sólo un conjunto de árboles, o de piedras, o de corales, sin darse cuenta de los estrechos lazos que unen a cada ser vivo que habita en ese lugar.
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Cada habitante de este nicho ecológico interactúa no sólo con las especies que lo rodean sino que, puede aportar sin darse cuenta, de beneficios o perjuicios a todo el conjunto y a su vez tener relación con hechos ecológicos a nivel planetario.
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Autor:
Instructor MSDT M. en C. Manuel de la Cruz Pérez
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