jueves, 24 de julio de 2014

Arrecifes costeros


La mayoría de los arrecifes costeros (el mar Rojo, África oriental, el golfo Pérsico, el Caribe) pertenecen a esta categoría. Se presentan como un cinturón de corales paralelo a la costa, con un arrecife plano interior, enfrentado a la costa que puede emerger incluso en ciertas partes, y un arrecife exterior de cara al mar abierto. En condiciones favorables del cinturón de corales se extiende para formar una plataforma que se puede extender sin interrupción varios kilómetros, aunque su crecimiento vertical está limitado por el alcance de las mareas. Las parte que crece activamente es la enfrentada al mar abierto, donde las condiciones del entorno (luz, oxigenación, concentración de nutrientes) son más favorables para el crecimiento de corales. En la parte interior, en cambio, la profundidad superficial supone circular para eliminar los sedimentos que ahogan a los corales. 


Si se observan detenidamente, los arrecifes costeros aparecen divididos desde la línea del litoral en varias zonas siguiendo el siguiente esquema general. La erosión del frente interior del arrecife forma una laguna nutre el arrecife y la costa; ésta consiste en detritus y corales muertos o reducidos a arena. Aquí crecen sobre todo algas o fanerógamas (plantas superiores adaptadas a la vida acuática), y las madréporas (Favia, Porites, Platygyra) rara vez logran progresar. En los bordes, el movimiento de las olas o las corrientes erosionan el perfil interior del arrecife, creando pequeños atolones o montúculo de madréporas. En parte, aún tienen vida, a pesar de estar muy erosionados y, precisamente por eso, pueden proporcionar refugio a invertebrados y peces, frecuentemente los más jóvenes de diversas especies. Por otra parte, las algas coralinas consiguen a menudo crecer en las ramas y colonias rotas de madréporas, aglutinándolas y ofreciendo otro sustrato más a las algas filamentosas que atraen a los bancos de peces herbívoros, como el pez cirujano, que llegan con las mareas altas. Si continuamos hacia fuera, el arrecife se hace cada vez más compacto en paralelo con el cinturón que se define como el frente interno. Aquí, aumenta progresivamente la abundancia de formas de vida gracias a la influencia de las olas que son portadoras de oxígeno y nutrientes y elimina los detritus. El frente interior va seguido de una zona plana, prácticamente una plataforma, en las que las condiciones de vida pueden ser difíciles. Es este punto, las mareas y las olas pueden ser violentas y limitan el crecimiento de hasta las más robustas madréporas, como las madréporas cerebro, las Acróporas o las Fávidas más grandes. En contraposición, el aislamiento favorece el crecimiento de corales y algas incrustantes. La hidrodinámica del agua crea pasillos, túneles y cráteres o huecos de tipo chimenea, que con el tiempo se pueden unir para crear complejos laberintos que únicamente se dejan explorar durante mareas altas, en buceo de superficie y con el mar en calma. La variedad de microhábitats aquí reconocibles es un preludio de la parte del arrecife costero en el que la vida es más prolífica..."

Fuente:
Guía del mundo submarino

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