viernes, 26 de septiembre de 2014

Vida en el arrecife

“De una manera mucho más efectiva, los pólipos de coral se pueden valer de sus largos filamentos extendidos, que normalmente sirven para la digestión extragástrica, usándolos como arma contra los corales cercanos y otros organismos. 

Provistos de células capaces de secretar poderosas enzimas, así como unodoblastos urticantes, la mayoría de los corales agresivos los utilizan para eliminar a sus vecinos, digerirlos o inhibir su crecimiento. La fuerza de las enzimas digestivas difiere de una especie a otra y dicha diferencia crea una jerarquía social entre las madréporas. Por esta razón, la distribución de los corales en un arrecife es con bastante probabilidad el resultado de silenciosas batallas entre diferentes especies, al igual que también entre colonias de la misma especie. Algunas veces, se da una alternancia de formas agresivas y no agresivas dentro de una única especie.

Según parece, esto está relacionado con factores temporales y se rige también por factores medioambientales y fisiológicos. Las colonias de madréporas resultan ser, por tanto, capaces de reconocer diferencias sutiles entre individuos específicos a través de procesos fisiológicos similares a las reacciones de rechazo que se observan en los pacientes de transplante. Un típico ejemplo es Stylophora pistillata, con sus colonias color púrpura y las amarillas subordinadas. Las células urticantes de las colonias dominantes y más agresivas inducen a la necrosis de los pólipos de las colonias próximas, atacadas a continuación y cubiertas con algas, bacterias y otros microorganismos disgregantes. En otros casos, el crecimiento de la colonia subordinada se ve impedido por una proliferación masiva de su rival que erige una especie de barrera entre las dos madréporas. En otros casos, la colonia más agresiva consigue absorber las partes más cercanas de su adversario hasta conseguir una fusión total”. 

Fuente:
Guía del mundo submarino

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